Grupo OPSA

ZONA DE LECTURA

Y vos, ¿por qué agradeces?

textos Marianella Cordero Corresponsal ESTILO en Costa Rica

Aquí estoy en una oficina bonita, con agua y trabajo. Regreso a casa, me esperan mi almohada y mi comida, qué rico. Aunque afuera el mundo está patas arriba, debo esforzarme por agradecer lo recibido. Por ahí dicen los científicos que la gratitud nos vuelve más optimistas y aumenta la autoestima. Sí, 2023 me trató muy bien – a mí -. Que nunca, nunca se me olvide ver a los lados, a ver si distribuyo ese bienestar. Capaz que con eso que comparta le compongo el 2024 a alguien.

En Thanksgiving no hay que ser malagradecido, pero haciendo cuentas, como que nos dieron un 2023 regular. Ya estábamos preocupados por Ucrania, y tomá: un conflicto más – que como siempre, lo pagan los niños -. Ya con sólo eso el 2023 nos deja un mal sabor. Para colmo, se muere Chandler, y con él ese humor negro que hace soportable la realidad. Pero no habría aprendido nada de su humor si no agradezco lo que sí me ha traído alegría. Tampoco le voy a perdonar al 2023 que se llevara a Tina Turner. Si sus piernas eran mi motivación para bailar, su melena para despeinarme la vida bailando. Tina la invencible, qué duro aceptar que ya no está. Ni ganas dan de ver la tele. ¡Qué absurdo es todo! Por un lado, niños que no podemos consolar porque están lejos, cubiertos de cenizas y polvo, llorando en medio bombardeo… y por otro, unos millonarios se meten a una cápsula hecha como de legos para ver de cerca el Titanic… y nunca salir.

Creo que con 2023 hicimos… ¡lo mejor que pudimos! Porque por encima de todo, aquí estamos, alistando una cena para compartir con la familia. Puede que sea grande, puede que sea menos abundante, pero estamos juntos.

Yo le agradezco a 2023 que este año mi mamá por fin se decidió a hacer ejercicio. Esta señora ahora camina casi 4 km de día por medio, y cuando vio que perdió peso, pues… ya no se quita los tennis. Eso lo agradezco. También tener dos plantitas nuevas en la ventana, ahí van verdeando. Y muchos, muchos ratitos de comer pan con mantequilla y leer, que son dos de las cosas que más disfruto.

Eso y un perfume nuevo. Una frivolidad, pero qué rico darse un cariño de esos. Aún puedo, aun cuando el mundo parece desteñirse aceleradamente, aún disfruto esas cosas. Y la mantequilla. La mantequilla.

Y en alguna parte del mundo hay un niño que por primera vez conoce el mar. No es el mar tan limpio que conocimos vos y yo, pero igual esa ola lo maravilla. Celebremos lo que nos queda, pero no nos crucemos de brazos el año que viene. Tu 1% y el mío, y el de todos, puede mejorar las cosas. 2023 no tiene la culpa, despidámoslo como un suspiro y un compromiso de que lo que esté a nuestro alcance sí va a mejorar.

Leí que el attention span actual es de 8 segundos. La vida se nos está yendo en tiktoks, ¡no!, vamos, ¡eso no puede ser! Trague y siga. No, no, eso no es vida. Hay que alargar lo que llena, lo que gusta, y no puede ser que se nos evapore en 8 segundos lo que vale la pena eternizar. Si te gusta oír reír a tus hijos, pues despertalos con cosquillas. Apaguemos el wifi y sentémonos a ver fotos viejas, esas de papel. Si te gusta el olor de la tierra mojada, cerrá el paraguas. Dejate mojar, mirá que es agua, no es ácido. Afuera hay dos guerras en marcha. Cada vez más gente gritona y enojada en las tribunas y en los noticieros. La única manera de que lidiemos con tanto en 2024 es aportar ese 1% y alargar a mucho más de 8 segundos lo que sí aporta.

“Yo ya no miro noticieros, porque me deprimo”, dicen muchos. Al revés, hay que verlos para estar conscientes de lo que podamos aportar, de lo privilegiados que somos y de cómo desde tu escritorio y el mío, en casa, en la esquina, sí que hay algo que tal vez no sea noticia, pero puede echar a andar alguna cadena de bondades. Algo.

A los años uno los va apreciando de lejos. Esta década la comenzamos de manera muy cruel, con una cosa que sólo se leía en enciclopedias, “pandemia”. Muchos que quisimos ya no están desde 2020. Y aquí seguimos vos y yo, que vimos otro eclipse y dicen que para cuando leas esto habrá un volcán recién nacido en Islandia. Maravillas y tragedias. Milagros y anécdotas. Goles y penales. Por malo que haya parecido el año, algún evento nos trajo alegría y hay que agradecer por eso. Y por bueno que fuera, seguro que quisimos tirar la toalla y salir corriendo para mandar todo a… ahí. Sí, 2023 me trató muy bien – a mí -. Pero que nunca, nunca se me olvide ver a los lados, a ver si distribuyo ese bienestar. Capaz que con eso que comparta le compongo el 2024 a alguien.

Quisiera poder hacer algo, con mis manos, con mi tiempo, para no ver tanto dolor en los noticieros. Por ahora, que nadie que se cruce con vos o conmigo se contagie de amargura. A ver si le ponemos sazón al 2024 que ya se está peinando para venir guapo a vernos. 1% mejor, y mucho más que 8 segundos de alegría. Esa es la consigna para el calendario que asoma.

MARAVILLAS Y TRAGEDIAS. MILAGROS Y ANÉCDOTAS. GOLES Y PENALES. POR MALO QUE HAYA PARECIDO EL AÑO, ALGÚN EVENTO NOS TRAJO ALEGRÍA Y HAY QUE AGRADECER POR ESO.

Content

es-hn

2023-11-05T07:00:00.0000000Z

2023-11-05T07:00:00.0000000Z

https://grupoopsa.pressreader.com/article/282952454950787

Grupo OPSA