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Estilo: ¿Cuál dirías que fue el primer golpe de suerte en tu carrera?

Anne: Creo que haber tenido los padres que tuve fue lo más afortunado que me pasó en la vida, pero en cuanto a mi carrera mi primer golpe de suerte fue que me convocaran para participar en Get Real, porque la directora de casting simplemente eligió la mía en una pila de fotos de chicas como yo. Mi madre siempre dice que la suerte es cuando la preparación se topa con la oportunidad. Y cuando me la dieron, hice lo que era necesario para que la oportunidad se convirtiera en una realidad. Una vez que me integré al elenco de Get Real, conocí a Susan, mi manager, con la que estuve desde que tenía 16 años y que fue clave para que consiguiera el papel en El diario de la

princesa. Y a partir de ese momento las cosas se fueron dando solas. Estilo: ¿Y el momento en que te transformaste como actriz? Anne: Yo creo que mi mayor transformación ocurrió cuando hice Rachel

Getting Married, porque es un proyecto que tuvo una enorme repercusión en mi, tanto en lo personal como en lo profesional. Mi relación con mi personaje nunca llegó a un nivel tan profundo como en esa película.

Estilo: ¿En qué medida la pandemia mejoró la relación con tus hijos?

Anne: He tenido más tiempo para estar con ellos, casi no tuve que salir a trabajar, y en ese sentido no me siento culpable por tener que dejarlos para irme al set. Esos días sirvieron para estar más disponible para ellos, escucharlos más. Jugábamos a inventar aventuras, les leía historias, y tratábamos de vivir en nuestra imaginación. Lo más complicado fue no poder ver a nadie. Estilo: Estás criando a tus hijos con una situación mucho más privilegiada que cuando eras niña. ¿Cómo piensas evitar que se malcrien?

Anne: La situación privilegiada es algo en lo que pienso mucho, porque yo creo que una de las mejores cosas que me pasaron de niña es haber pasado mi infancia en un ambiente muy distinto al que les ha tocado a mis hijos. Quiero enseñarles modales y asegurarme de que entiendan que la gente es gente. Yo tuve la suerte de saber lo que es la normalidad. Y trato de criar a mis hijos con la mayor normalidad posible.

Estilo: ¿Qué parte de tu normalidad extrañas?

Anne: Me gustaría ir a los carruseles con mis hijos, pasear por los parques sin tener que esperar que los que me vean por allí vayan a respetar mi privacidad. Me encantaría llevarlos a los juegos y que se diviertan con otros niños sin que sus padres se me acerquen para hablarme de mi trabajo. Ese es un privilegio que el resto de la gente disfruta y que ni siquiera se da cuenta que tiene. La fama no suele ser un buen ingrediente en ese tipo de situaciones. Estilo: ¿Qué es lo que disfrutas más en esta etapa de tu vida?

Anne: Los veranos e ir a la playa. Soy una chica bastante simple. Soy muy feliz cuando puedo llevar mi toalla en una mano y a uno de mis hijos de la otra, un par de snacks y pasar el día en la playa. Eso me divierte mucho. Me encanta cocinar, pero no soy muy buena ni imaginativa, pero disfruto del proceso. También me gusta mucho hornear, por lo que siempre estoy buscando alternativas saludables para que mi familia pueda disfrutar de lo que preparo. Estilo: ¿Cuál fue tu trabajo más extraño en la adolescencia? Anne: Fui niñera. Lo que tuvo de extraño es que generalmente cuidaba niños fantásticos, pero hubo una vez en que tocó una niña que era capaz de aterrorizar a cualquiera. La tuve que alzar y mi mano se enganchó con su cabello, se puso a gritar y le dijo a sus padres que yo le había tirado del cabello, por lo que no me volvieron a llamar…

Estilo: ¿Y el momento más vergonzoso en tu carrera?

Anne: Fui a la premiere de una película sin saber que cuando los fotógrafos me bombardearan con sus flashes mi vestido se iba a volver transpa

rente. Al día de hoy no puedo pensar en eso sin querer meterme dentro de un pozo y morir. Me sentí muy avergonzada…

Estilo: ¿Ese fue el peor en tu vida?

Anne: No. Yo estaba en octavo grado y había un chico que a mi me me gustaba mucho. Estábamos juntos en una fiesta en la piscina. Yo tenía puesta una bikini y me tiré de cabeza, con lo cual aprendí que uno nunca debe hacer eso. Después de bucear unos metros, cuando volví a la superficie se me salió un pecho, pero no me di cuenta. Nadé media piscina y llegué hasta donde estaba él y me puse a hablarle como si nada. El se puso colorado como un tomate hasta que una de mis amigas me señaló a los gritos que se me había salido el pecho. Fue un momento espantoso.

Estilo: ¿Interpretar papeles dramáticos te afecta psicologicamente? Anne: A veces si. Sobre todo cuando me toca interpretar personajes que viven circunstancias que son mucho mas dolorosas que las que he pasado en mi vida. Siempre tengo muy en cuenta que cuando se termina un rodaje yo puedo dejar todo eso atrás pero hay quien lo vive cotidianamente y que no tiene esa posibilidad.

Estilo: ¿Qué es lo que te da calma?

Anne: Soy muy simple. Si estoy con mi esposo y con mis hijos, estoy feliz. En nuestra relación yo soy la que se va a trabajar. Mi marido también lo hace, pero yo mucho más. Y por eso aprecio mucho los momentos en los que estamos todos juntos. Me encanta estar en la cocina, preparando algo para todo el mundo, o cuando le ofrezco a uno de mis hijos un abrigo y lo toma. Es algo muy sencillo, pero si logro anticiparme a lo que va a necesitar y él lo aprecia, me siento muy bien. Tomar la mano de mi esposo y estrechársela es otro de esos momentos simples de la vida que me hacen más feliz.•

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