Grupo OPSA

LA ERA DE XIOMARA

fotos Armando Morales, AFP & archivo producción & textos Brenda Ortez

Vientos de cambio soplan en Honduras. Por primera vez en nuestra historia, la silla presidencial será ocupada por una mujer. Xiomara Castro-Zelaya se prepara para demostrar que con fuerza y sensibilidad, con inteligencia y corazón, está lista para enfrentar cualquier desafío.

Vientos de cambio soplan en Honduras. Por primera vez en nuestra historia, la silla presidencial será ocupada por una mujer. Xiomara Castro-Zelaya se prepara para demostrar que con fuerza y sensibilidad, con inteligencia y corazón, está lista para enfrentar cualquier desafío.

17 de junio de 2013. Con voz suave pero firme, en un tono idealista en el que retomó el discurso de Morazán, “el de la equidad, fraternidad, la reconciliación y el perdón”, Iris Xiomara Castro-Zelaya se dirigió a sus seguidores como candidata a la presidencia por el partido Libre, fundado dos años atrás por el Frente Nacional de Resistencia Popular.

Aunque su trayectoria era aún corta, inspirada quizás en la fuerza y las emociones del público que la acompañaba en el Coliseo Nacional de Tegucigalpa, no dudó en decir: “esta mujer que les habla será la primer mujer presidenta de Honduras, y les aseguro que no sólo les voy a conducir a una victoria política en las urnas, también les garantizo el inicio de la verdadera transformación democrática y pacífica que demanda nuestro pueblo…”

El recinto estalló en aplausos y la candidata de entonces 53 años, con el cabello recogido, vestida con una button-down shirt con su nombre bordado a la espalda y una bufanda roja sobre los hombros, sonrió y se despidió con una frase que se volvería en su lema, “hasta la victoria siempre”.

Fue un momento memorable pero aquella promesa no se concretaría. Xiomara no lograría el triunfo en las elecciones nacionales de noviembre de 2013. Acostumbrada a perseverar, ni su mensaje ni su fuerza irían en descenso, todo lo contrario, el camino apenas comenzaba y había mucho por aprender.

Basta con revisar el pasado político de Latinoamérica para entender que las mujeres no llegan fácilmente a la presidencia en los países de esta región. Se requiere de mucho trabajo, formación y sacrificio hacer escuchar su voz y aspiraciones, y sobre todo demostrar que su deseo va más allá de la simple intención de romper estigmas o de una lucha de género.

Si costó tanto tiempo y esfuerzo que los movimientos sufragistas en Honduras consiguieran que las mujeres pudieran por fin ejercer su derecho al voto en 1957, no sería más fácil casi más de medio siglo después llevar a una de ellas al frente del Poder Ejecutivo.

Como dijera Jorge Luis Borges, “Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria”, fue así que Xiomara se sacudió cualquier intención de retroceder, valiente y sin arrepentimiento, retomó su lucha. Estaba dispuesta a demostrar que no se trataba de un capricho o revancha, fruto del golpe de estado en el que su esposo Manuel Zelaya fue derrocado en 2009. Todo lo contrario, insistiría las veces que fuera necesario. Formándose continuamente, creciendo poco a poco en liderazgo, anunció su segunda candidatura para la contienda electoral de 2017 como representante de su partido Libre. Sin embargo, en mayo de ese año decidió cambiar de estrategia, deponer sus aspiraciones y unirse a la Alianza de Oposición contra la Dictadura, que tenía como candidato a la presidencia a Salvador Nasralla.

Este segundo intento también resultó fallido. No era el momento y quizás en el fondo lo sabía. A lo largo de su vida todo había sucedido a su tiempo y esta vez no sería la excepción. Tendría que trabajar el doble, unificar su partido, fortalecerse y encontrar ese camino hacia la victoria.

Para su tercera candidatura con vistas a las elecciones de 2021 volvió a recorrer pueblos ya familiares y llegó a muchos hasta entonces desconocidos, inspiró a nuevos votantes, pronunció discursos con más de alguna frase controversial y como última estrategia encabezó una alianza entre los partidos Libre, PSH y el Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU/SD). ¡La suerte estaba echada!

Muy temprano en la mañana del 28 de noviembre pasado, la candidata llegó al municipio de Catacamas a ejercer el voto, arribó con una actitud reconciliadora, promoviendo “una fiesta cívica, en paz, tranquilidad…este es el momento y es la oportunidad que tenemos los hondureños de hacer un cambio”, dijo.

En su rostro parecía brillar la esperanza mientras atesoraba en su memoria el eco de aquellas últimas palabras de su padre Irene Castro, quien meses atrás, en su lecho de muerte, le dijo que ella sería la próxima presidenta de Honduras. Xiomara siempre creyó en las palabras y promesas de sus padres y esta vez no sería la excepción.

Enero

es-hn

2022-01-05T08:00:00.0000000Z

2022-01-05T08:00:00.0000000Z

https://grupoopsa.pressreader.com/article/281745567748446

Grupo OPSA