Ceguera política

Todo país está integrado por una población heterogénea que tiene que cumplir con los deberes y gozar de los derechos que como ciudadanos les concede la Constitución de la República. Sin embargo, en Honduras los políticos se han encargado de promover un enfrentamiento perverso en función de la afiliación o preferencia política de los ciudadanos. Este divisionismo favorece enormemente los intereses políticos, porque les ayuda a consolidar su poder y a obtener los beneficios que buscan.

Todos los hondureños deberíamos unirnos para promover un cambio de actitud y lograr que los políticos se concienticen de que, una vez transcurrido el proceso electoral, el presidente electo se convierte en el presidente de todos los hondureños y no únicamente de aquellos que votaron a su favor. Para esto se necesita mucha madurez política y que todos los hondureños estemos firmemente convencidos de que esto es correcto y lo apoyemos para convertirlo en una realidad.

No podemos seguir haciéndole el juego a los políticos a quienes les conviene mantener la polarización, el odio y el rencor entre los hondureños, simplemente porque unos pertenecen a un partido político y otros a otro. No podemos seguir practicando lo que dice una vieja canción que “el ganador se lleva todo”, porque bajo este concepto quien sale perdiendo es el país. Los gobernantes y los ciudadanos debemos tomar conciencia de que todo gobierno debe promover el bien común, que los impuestos que pagamos todos los ciudadanos, no únicamente los miembros del partido ganador, deben ser utilizados para beneficio de todos.

Todo buen gobierno necesita contar con colaboradores competentes y que reúnan los conocimientos y experiencia que son requeridos para determinada posición, para lo cual se debe dar oportunidad a todos los hondureños competentes, honestos y calificados. En lo que sí todos debemos estar de acuerdo es en combatir la

No podemos seguir haciéndole el juego a los políticos a quienes les conviene mantener la polarización, el odio y el rencor entre los hondureños...”.

corrupción y la impunidad, males entronizados, aunque en la minoría, de los afiliados a todos los partidos políticos.

No es en el mejor interés del gobierno actual ni del país, actuar con base en las presiones que ejercen algunos de los líderes políticos y como ejemplo voy a citar lo expresado por uno de ellos y publicado en un periódico de nuestro país: “Vemos como algunos funcionarios tratan de manera incorrecta a la gente. Por 12 años nuestra gente estuvo poniendo el pecho en las calles, aguantando gaseadas y ahí no les andaban preguntando si tenían título universitario o si tenían experiencia. Hay algunos en particular y queremos que esos funcionarios sean llamados al orden”.

Si nuestras autoridades desean hacer una buena labor entonces deben estar conscientes de que el recurso humano juega un papel importante para lograrlo y que hay que dar la oportunidad a los mejor calificados para desempeñar las distintas posiciones y solo en igualdad de condiciones, entonces dar preferencia a los de su mismo partido. Al final, el objetivo debe ser hacer un buen gobierno, mejorar las condiciones de vida de todos los hondureños, promover la inversión, crear empleos productivos y ofrecer servicios de calidad en salud, educación y seguridad, para todos. Alguien tiene que iniciar ese cambio de mentalidad y este gobierno tiene la oportunidad de oro. Esperemos que no la desperdicie