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Elecciones forzadas

Pablo Carías

La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), abogada Ana Paola Hall, ha señalado que las elecciones van “llueve, truene o relampaguee”, en otro momento la consejera Hall señaló que “van a haber elecciones a cualquier precio y costo”. Lo que no se quisiera, tomando en cuenta que las elecciones para escoger a las autoridades supremas del país debería ser el acto más transparente y espontáneo, como mecanismo de expresión de la voluntad popular. Con estas aseveraciones es poco probable que a futuro las elecciones sean calificadas como “una fiesta democrática”. Lo que se está observando en procesos comiciales en América Latina es que, una vez que se cierran las urnas, se abre un debate acerca del conteo de los votos. Nadie queda satisfecho con los resultados, excepto el que gana. En la medida en que en los procesos electorales se diriman asuntos de poder y estos a su vez pongan en tensión intereses oscuros, la política empieza a reflejar problemas de seguridad personal; en estas circunstancias, los temas electorales se vuelven más complejos. El modelo económico extractivista, corrupto y excesivamente concentrador de riqueza se divorcia cada día más del ideal de democracia.

La soberanía del pueblo se está perdiendo en favor de la autoridad del gobernante y su grupo de poder. Un hecho que demuestra el desgaste del tipo de política practicado en América Latina es lo ocurrido en Perú, en el pasado proceso electoral por el cual salió electo Pedro Castillo para la presidencia de aquella nación. Cuando todavía se contaban los votos, la Fiscalía pidió se decretara prisión preventiva a la candidata Keiko Fujimori por violar las condiciones de la libertad vigilada que le fue concedida en el procedimiento abierto contra ella por blanqueo, organización criminal y obstrucción a la justicia. Lo anterior hizo que la candidata Fujimori, aun cuando había prometido que respetaría los resultados, se lanzó en una batalla legal por supuestas inconsistencias en el proceso, cuestión que al final no pudo demostrar. Perder las elecciones, para la señora Fujimori, implica la posibilidad real de ser sometida a juicio y eventualmente a una condena. Sistemas electorales permisibles, donde candidatos a cargos de elección popular, teniendo evidencias de haber hecho daño a las finanzas públicas y a la institucionalidad, tendrán que hacer todo lo que se tenga que hacer para mantenerse vigentes en la política y especialmente en las instancias donde se deciden aspectos de investigación, judicialización y condena de actos contra los recursos de la nación. Al parecer se está cerrando un capitulo en la política hondureña al resolverse la conflictividad generada por el partido de gobierno, al no querer aprobar el presupuesto que tiene que ver con la digitalización y transmisión de los resultados. esto no quiere decir que la democracia se robustecerá, las causas quedan latentes y en cualquier momento pueden resurgir con mayor virulencia. El gobierno y sus cercanos colaboradores tienen mucho que perder, en la medida que ellos no puedan controlar el próximo proceso electoral

La soberanía del pueblo se está perdiendo en favor de la autoridad del gobernante”.

Opinión

es-hn

2021-08-05T07:00:00.0000000Z

2021-08-05T07:00:00.0000000Z

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